El dolor lumbar o lumbalgia, es una de las consultas más frecuentes en los servicios de salud. Se cree que afecta a gran parte de la población en algún momento de la vida, provocando pérdidas económicas en la comunidad y en el sistema de salud.
Es importante recordar que la lumbalgia es un síntoma que puede tener múltiples orígenes, siendo de gran importancia el poder determinar su causa.
De manera general las causas de lumbalgia mecánicas constituyen el 90%. Éstas responden a una patología benigna por problemas degenerativos y el restante 10% son las lumbalgias no mecánicas que pueden ser debido a tumores, infecciones, etc.
El dolor lumbar puede originarse en vértebras, discos, articulaciones facetarias, articulaciones sacroilíacas, músculos, ligamentos o en la dura. Más frecuentemente es causado por alteraciones en los discos intervertebrales (dolor discogénico) por rupturas del anillo fibroso permitiendo herniaciones discales que compriman las raíces o irritándolas al contactarse el contenido intradiscal sin que necesariamente exista un efecto comprensivo. La segunda fuente de dolor lumbar son las alteraciones en las facetas articulares, también parte del proceso degenerativo.
El dolor lumbar puede ser axial (lumbar central) el cual es un dolor profundo, pobremente localizado, o radicular que se origina en los nervios espinales debido a inflamación, irritación o compresión, produciendo un tipo de dolor bien localizado en la distribución de una raíz nerviosa específica.
La historia clínica y examen físico son muy importantes en la evaluación del dolor lumbar con o sin radiculopatía, enfocándose principalmente en determinar si el dolor es por problema degenerativo (lo más frecuente) o por problemas neoplásicos, infecciosos o vasculares.
Es muy importante tener presente que el encontrar una alteración en la columna no necesariamente quiere decir que es la causa del dolor.
Los estudios de imágenes son trascendentales, especialmente la tomografía y resonancia magnética, para diagnosticar patologías discales, facetarias, estenosis de canal vertebral o foraminales, entre otras posibles alteraciones. Es muy importante tener presente que el encontrar una alteración en la columna no necesariamente quiere decir que es la causa del dolor. Frecuentemente encontramos alteraciones que son asintomáticas o alteraciones a múltiples niveles y no necesariamente todas o las más llamativa es la responsable del dolor. en este sentido la radiología intervencionista juega un papel importante en determinar cual de los hallazgos encontrados es la causa del dolor, esto a través de procedimientos como los bloqueos selectivos de raíces nerviosas, facetas articulares, articulaciones sacroilíacas o discografías, que son procedimientos diagnósticos y a la vez terapéuticos, y siempre deben considerarse antes de una cirugía.
El manejo de dolor depende de la intensidad, afortunadamente en la mayoría de los casos puede ser controlado con un tratamiento médico. Sin embargo, hay situaciones donde la dolencia es refractaria al tratamiento conservador y puede llegar a ser invalidante.
En la gran mayoría de pacientes el problema será de tipo degenerativo, donde en un gran porcentaje de casos el principal enfoque será solamente aliviar el dolor, es en los casos con pobre respuesta a los analgésicos orales donde las diferentes terapias loco-regionales para control del dolor juegan un papel fundamental. Entre estas terapias las más frecuentemente utilizadas son el bloqueo epidural, foraminal o transforaminal epidural y facetario.
El bloqueo transforaminal o foraminal (perirradicular) es de los más utilizados y nosotros tenemos muy buenos resultados realizándolo guiado por tomografía. La guía tomográfica nos permite una más precisa colocación de la aguja, visualizando perfectamente todas las estructuras de interés, permitiendo hacer el procedimiento de forma más segura. Este procedimiento consiste en colocar una aguja espinal adyacente a la raíz nerviosa saliente, en el área sintomática determinada previamente tras la evaluación clínica y de imagen. Una vez en los niveles que sospechamos se origina el dolor, infiltramos corticoides y anestésico local. Realizar la infiltración a este nivel nos permite difundir los fármacos tanto en la región foraminal y epidural.
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